jueves, 15 de octubre de 2015

El Tecno-Spiens: El Eslabon Involutivo


Resulta abrumadora la cantidad de procesos técnicos y tecnológicos que se han desarrollado desde la segunda mitad del siglo inmediatamente anterior; los procesos informáticos que en algún punto del desarrollo de la humanidad se veían enfocados a esferas de lo inhumano o la ciencia ficción, los encontramos a diario en los espacios más comunes y cotidianos que se nos ocurran, formando ya parte de una identidad de la cual nos cuesta mucho apartarnos.

Nuestro proceso evolutivo como seres humanos, desde una perspectiva puramente anatómica, se encuentra represado desde hace siglos atrás; son estas extremidades y conformación física la mejor oportunidad que nos pudo ofrecer la naturaleza, y es así como hemos sabido evolucionar conforme a la realidad cambiante de nuestro entorno. Sin embargo, así como nuestra configuración anatómica se detuvo en el paso en el que consideraba más conveniente, nuestras habilidades intelectuales son exponencialmente mejoradas a cada nueva experiencia, tanto como individuos como comunidad.

Los grandes logros de la ciencia actual se deben, por supuesto a un trabajo colaborativo especifico que nos permite enfocar esfuerzos y reunirlos en una sumatoria común que arroje resultados muy superiores a los que se habrían conseguido de forma individual. En diferentes campos, por supuesto, los tiempos que se manejan a sido muy distintos, desde la ciencia, la economía, la política, la filosofía, la religión, etc., todos los trabajos humanos se efectúan bajo la premisa de que el mundo que tenemos no es uno que está terminado, por lo cual se busca siempre mejorar las condiciones de vida aportando lo mejor que se tiene desde cada aspecto para las generaciones actuales y las venideras.

El afán de progreso siempre ha estado presente, pues los verdaderos genios de la humanidad son aquellos que están dispuesto a invertir su mayor esfuerzo para que los seres humanos seamos capaces de estar en paz absoluta con el entorno, con nuestros semejantes, y con nosotros mismos. Es por esto mismo que se han invertido siglos y siglos de evolución filosófica y socio-cultural tratando de rescatar los ápices de la conducta humana que aún nos queda, tratando de formar personas cada vez más humanas, que sean capaces de reconocer en el otro un semejante con iguales derechos y obligaciones que nosotros mismos, sin ubicarnos por jerarquías ni etiquetas, ya sea desde el  derecho, la economía, la política, la filosofía, más específicamente desde la ética.

Si bien este mismo sentido evolucionista ha sido capaz de nutrir los esfuerzos de la humanidad tratando de cultivar seres más racionales y de un nivel intelectual cada vez más elevado, este mismo proceso se lleva en paralelo con áreas de la ciencia que permiten una utilidad práctica a las mismas personas, desde una perspectiva técnica y tecnológica, que le ayuda a simplificar las tareas del diario vivir y a transportar su conocimiento hacia áreas esenciales de nuestro planeta, y muy por fuera del mismo.

El desarrollo tecnológico que se viene desarrollando a partir del siglo pasado sobrepasa por mucho el compás de progreso que se ha marcado en cualquier capítulo de la historia humana; pues nuevos descubrimientos se generan a diario, aumentando la perspectiva ya limitada con la que nuestros antepasados jamás habrían soñado, adhiriendo a este la capacidad de comunicación a la cual tenemos acceso en nuestros días.

Sin embargo en este punto vale la pena preguntarnos ¿En realidad, nuestra forma de aplicar los avances tecnológicos es el adecuado?

No podemos ser ajenos al hecho de que en nuestra época sufrimos de un mal que, en lo personal, me gusta llamar el fenómeno de la Sobrecomunicacion, pue somos bombardeados a cada instante por montones de informaciones y datos que nos llegan simultáneamente desde diferentes rincones del planeta, datos y elementos que de por si están cargados por la perspectiva independiente de cada individuo, lo cual hace mucho más complejo clasificar la información de forma inmediata.

Muy posiblemente, toda la información que absorbemos de redes sociales como Facebook, Twitter i Instagram no aportan en mucho a nuestra vida como seres intelectuales; tal vez en algún nivel social tengan una funcionalidad de alguna forma considerable, pero lo que resulta muy cierto es que seriamos capaces de vivir con igual tranquilidad y, posiblemente, una mayor eficiencia, si se le diera una utilización mucho más practica a dichos medios de comunicación.

No estoy apuntando al hecho de que nuestras páginas en redes sociales deben atiborrarse de debates políticos, económicos, dilemas éticos, investigaciones científicas, etc., porque estaríamos recayendo en el mismo error, Sobrecomunicacion; pero dado el hecho de que en la actualidad debemos contar con una Personalidad Virtual, no basta con dejarle a las redes digitales aquello que únicamente no somos capaces de expresar en nuestra vida real, sino que el ideal, sería que esta transmitiera en el mayor grado de certidumbre posible nuestro carácter en al vida real.

Tomando esta intervención como ejemplo, cabe resaltar que talvez nuestra forma de dar uso a los infinitos avances tecnológicos que se nos ofrecen en la época específica en la que vivimos, tal vez no es la más adecuada, o siempre, podríamos darle un enfoque mucha más pragmático. Por supuesto, esta idea extrapolada a la generalidad de las ciencias informáticas y tecnológicas no se queda atrás.

El ciudadano promedio del Siglo XXI guarda una íntima relación con los avances tecnológicos que se desarrollan dentro de la misma época; ya sea que haya nacido en el presente siglo, dotándolo de una facilidad muchísimo más obvia a la hora de abordar su entendimiento sobre procesos digitales, posiblemente derivado de una memoria funcional, o bien que haya nacido a finales del siglo pasado, por lo cual el mismo ha sido testigo de todo el desarrollo que acarrean las ciencias tecnológicas y virtuales.

El objetivo común que comparten todas las ciencias podría resumirse dentro del marco en el cual todos buscan dar al hombre una esfera de comodidad dentro de la cual le sea su vida mucho más útil, llevadera, y capaz de ejercer tareas cada vez con una mayor facilidad.
SI bien este punto esta desarrolla do con el fin de que se pueda prestar atención más íntima a procesos o espacios que representen una igual o mejor utilidad a los seres, ya sea desde su perspectiva individual o grupal, el tiempo que ahorramos al simplificar estos procesos no es siempre invertido de la mejor manera.

Dado que los procesos de desarrollo tecnológico están enfocados a facilitar la vida de la gente, vale la pena hacer énfasis en la cuestión de hasta qué punto la maquina está llegando a reemplazar tareas propias del hombre.

Es un hecho que a partir de la Revolución Industrial se cayó en la cuenta de que una maquina representa una ventaja mucho mayor, hablando desde una perspectiva económica, de lo que representa un trabajador promedio: no necesita descanso, NO necesita salario, No formara sindicatos y trabajara tanto como su vida útil se lo permita. Esto resulta bastante eficiente a la hora de analizarlo desde el puno de vista económico y pragmático, sin embargo sobra decir las incidencias que tuvieron este tipo de procesos a nivel social.

Hoy en día la tecnología es utilizada en nuestro diario vivir para sobrellevar procesos que normalmente nos consumirían una cantidad considerable de esfuerzo o tiempo, por lo cual se simplifican las tareas y nos permite enfocar nuestra atención hacia otros ámbitos de la vida, hacia un crecimiento personal más pleno y concentrado de lo que llevaríamos si ejerciéramos de primera mano todos los procesos que se logran solventar con los aparatos tecnológicos.

Pero hablando desde un Ética Aplicada, nos concierne la idea de analizar hasta qué punto dicho avance tecnológico está en vía de inutilizar al ser humanos, arrebatándole tareas, oportunidades y procesos que antes le eran propios.
Por supuesto, cualquiera de nosotros es perfectamente capaz de no hacer uso de ellos; mas sin embargo, debemos ser conscientes de que nuestra realidad actual avanza a velocidades tan impresionantes que, para ser sinceros, nos demostraría una desventaja frente a los demás.

Es por esto, que la humanidad debería enfocar sus esfuerzos mucho más hacia ámbitos que generan un mayor beneficio a la humanidad como grupo que a los intereses consumistas de las masas.

Podrán inventar cada vez mejores televisores, celulares, sistemas de sonido, etc. Pero ese esfuerzo podría verse mucho mejor aplicado a procesos de biotecnología, sistemas de ingeniería enfocados a la investigación, sistemas de propulsión para viajes al espacio, procesos investigativos en áreas de física, química biología, y haciendo un paralelo, en las ciencias humanísticas, filosóficas y sociales.

Estamos generando un proceso contraproducente, a la hora de crear aparatos más sofisticados con el coste de generar humanos cada vez más inútiles.

La época en la que vivimos es una bastante decisiva, en la que tenemos que vivir con nuestros vestigios de humanidad en un mundo que se inclina cada vez más a deshumanizar al hombre y digitalizar la mayoría o totalidad de sus procesos.

 

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